28 septiembre 2007

Bajaron los vidrios

Están en medio del caos. Ella va en dirección al Oeste y él en dirección al Sur. Los semáforos sólo tiene encendidas las luces amarillas y todos quieren pasar a la vez. 27 de Febrero con Linconl. Siete de la noche. Un día cualquiera de entre semana. La único que alumbra la intersección son los faros de los vehículos y dos pantallas gigantes. Con pasmosa sincronización, los candidatos a las próximas elecciones se miran frente a frente.
Hace demasiado calor, pero los dos llevan los vidrios abajo. Él, porque su destartalado carro público ya no tiene aire acondicionado. Ella, porque quiere que la miren. Los pasajeros del concho tratan de adivinar la marca de aquel artefacto amarillo: “¿Un Porche?” “No…, ¿un Lamborghini?” “¿Un quéee? No, ombe, eso es un Maserati?” “¡Pero señores, esa vaina es un Ferrari! ¿Ustedes no lo están viendo?”.
Aunque están a sólo unos pies de distancia, ella no escucha nada de aquello. En su radio suena a todo volumen la peor canción del mundo, la más frívola, la más ridícula. Del otro lado, una bachata se abre espacio entre las voces apretujadas. Por un segundo, o por mucho menos, por una milésima, sus ojos coinciden. Cada uno encontró algo atractivo en el otro, pero entre esos pocos pies de distancia había una diferencia insalvable. “¡Chopo!”, pensó ella. “¡Tu maldita mai!”, susurró él.

26 septiembre 2007

Espejo retrovisor

Es cierto que los historiadores se han concentrado demasiado en la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo. Pero también es cierto que en ese nefasto trecho de la historia nacional, se pueden hallar las claves que mejor explican algunos de los males que más afectan a la sociedad dominicana actual.
El legado de los regimenes totalitarios suele ser peor que los horrores y las infamias que se cometen durante su existencia. Esa sola excusa justifica que se vuelva una y otra vez a escudriñar en ese pasado, subrayando todas las razones que posibilitaron que el destino de un país fuera secuestrado por un solo individuo.
“Mientras haya dictadores y ese fenómeno esté como una Espada de Damocles sobre las sociedades latinoamericanas, la novela del dictador va a continuar muy viva en América Latina”, dijo no hace tanto Mario Vargas Llosa. Esa sentencia es tan válida para la literatura como para la historia. Nunca estará de más volver a mirar al país por un espejo retrovisor, sobre todo si eso nos ayuda a ver mejor hacia delante.

El ojo chileno

La celebración del mundial del Mes de la Fotografía llegó hasta una pared de Casa de Teatro, donde se exhibió una expo-proyección del Grupo de Fotoreporteros Dominicanos. 534 imágenes de 17 reporteros gráficos, dieron testimonio del gran salto de calidad que ha dado en República Dominicana el arte de capturar una noticia en una instantánea. En la muestra se incluyen obras de fotógrafos dominicanos y extranjeros que colaboran con los medios de comunicación impresos y digitales del país.
La revolución gráfica que se ha venido experimentando en los periódicos dominicanos en la última década ha sido posible, en gran medida, por los fotoreporteros. Primero en EL SIGLO (ya desaparecido), luego en EL CARIBE (después de su “cambio radical”) y más tarde en las dos más importantes publicaciones que ha surgido en los últimos años, DIARIO LIBRE Y CLAVE, el trabajo visual ha sido a veces hasta superior al escrito.
Además de los fotoreporteros dominicanos y españoles (donde sobresale Pedro Jaime Fernández), ha sido muy valioso el aporte de dos chilenos: Orlando Barría y Ricardo Rojas. En la exposición de Casa de Teatro se puede apreciar con toda claridad el aporte de ese “ojo chileno” que ha sabido sacar, con un enfoque muy dominicano, una imagen muy precisa de nuestra realidad.

24 septiembre 2007

Krim 218

Krim 218. Ese es el último nombrete que le ha puesto el pueblo de Cuba a Fidel Castro. Ya no es ni el Fifo, ni el Caballo, ni Mandarria; ahora se llama igual que una pesada caja de madera con una pantalla en blanco y negro. A través de esos artefactos de fabricación soviética los cubanos vieron la televisión por más de tres décadas. Todavía se oye, pero ya no se ve y no se sabe si por fin los van a cambiar. Los televisores y Fidel están en la misma situación, por eso el pueblo los llama por el mismo nombre.

13 septiembre 2007

Las banderas no se comen

A falta de pan, banderas. Las vidrieras cubanas también han sido un arma ideológica. En lugar de maniquíes, se exhiben bustos de mártires y héroes de cuerpo entero. Consignas contra el imperio y exhortaciones de “¡Socialismo o muerte!” han ocupado el lugar de modas y golosinas.
La economía socialista siempre ha tenido muy pocas cosas que mostrar. Frente a tantas improductividad y después de tantos desabastecimientos, los escaparates sobran, los mostradores estorban y las estanterías desentonan.
En el año 70, durante las Zafra de los Diez Millones, en las vidrieras de las glamorosas tiendas de Galiano, se exhibieron cañas. Ahora, con más de la mitad de los centrales azucareros clausurados y con la industria en quiebra, apenas hondean banderas de papel.
"¡Las banderas no se comen, coño!", recuerdo que dijo un borracho de mi pueblo cuando le pusieron una en la mano. Era la víspera del Año Nuevo (que en Cuba se celebra como "un aniversario más de la revolución triunfante") y en su casa no había nada que comer. Nunca se supo si Cundunga se murió de cirrosis o de inanición. De él sólo queda una frase en boca de todos: “¡Qué tiempos aquellos, caballero! ¿Se acuerdan de cuando Cuba reía?”.

11 septiembre 2007

El Salmón saca la lengua

Andrés Calamaro jamás está conforme con nada. “La mayoría de los mortales mataría por mis días difíciles, por cinco minutos de mis formas de ahogar las penas”, confiesa sin pudor y a propósito de su nuevo disco: La lengua popular. Por todos lados aparecen noticias sobre el esperado álbum que, según los pocos privilegiados que lo han escuchado, es probablemente el mejor de todos.
Grabado en un Buenos Aires más querido que nunca para él, el Salmón parece haber logrado lo que se había imaginado: “Quería grabar el mejor trabajo posible, e incluso estoy sorprendido por la calidad del disco”, dice al ofrecer detalles sobre los aportes musicales de Cachorro López y literarios de Joaquín Sabina, quien metió las narices en más de un verso.
Un amigo se quejaba hace unos días de que, en materia de música, cualquier tiempo pasado fue mejor. El lamento era parte de su nostalgia por décadas y trovadores que ya no volverán. Para contrarrestar su pesimismo le recordé dos apellidos: Drexler y Calamaro. Es cierto que no estamos en una época de oro, pero mientras haya salmones dispuestos a nadar contra la corriente y a sacar la lengua al final del río, estaremos a salvo.

Indiana Jones

El Harry Potter de mi generación se llama Indiana Jones. No era mago, pero ninguno de nosotros se pudo librar de sus hechizantes historias. Me costó mucho trabajo convencer a mi hija de que me regalara toda la tarde de un domingo para presentarle a mi viejo ídolo.
Las tres películas, como casi todas las obras del Spielberg, no han envejecido tanto, pero ya Ana Rosario está acostumbrada a otro tipo de héroes. Un hombre ataviado con un látigo, un arcaico revólver y un sombrero que no se le extravía por nada del mundo, no le deslumbraron lo suficiente.
Pero como no suelo darme por vencido con tanta facilidad, ahora tengo la oportunidad de oro para redimir al ya viejo Indi. Es oficial que Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal se estrenará el verano que viene. Aún no se ha filtrado ningún detalle de la historia, pero será suficiente con verle de regreso.
Los héroes de celuloide tienen esa ventaja: la vida real nunca los corrompe, jamás tenemos que soportarlos en la decrepitud ni en la miseria.

04 septiembre 2007

Ciudad Sarmiento

Arte Urbano Sarmiento ha generado una ciudad paralela a la ciudad real, como en aquellos lugares invisibles, inexistentes o imaginados que se le ocurrieron a Italo Calvino. Eso es lo primero que hay que agradecerle a Sara Hermann, su curadora, y a los artistas participantes: Juan Dávalos, Raquel Paiawonsky, Quisqueya Henríquez, Adela Doré, Jorge Nieto, Jenny Polanco, Aída Ruíz Montás, Gustavo Peña, Hilda Guzmán, Guiselt Thaiz, Jorge Pineda y Gerard Ellis, Montro y Modafoca.
Santo Domingo no parece estar convencida de sus encantos y esa puede ser la razón por la que muchos la menosprecian. Ofrecernos la posibilidad de que la veamos de otra manera y de que nos comuniquemos con ella de otra forma, es lo segundo que hay que agradecerle a ese colectivo que “usurpó” vallas publicitarias con sus creaciones.
A diferencia de La Habana (que es una especie de Pompeya en vida) o de San Juan (que muchas veces queda reducida a una vieja postal para turistas de paso), Santo Domingo se está convirtiendo en el centro de gravedad del Caribe y para consolidar eso se tienen que gestar más ideas como esta. Ciudad Sarmiento es una de las formas más creativas y eficaces de borrar el nefasto legado de Ciudad Trujillo.