22 marzo 2008

El apóstol del contrabajo

Érase un hombre a un contrabajo pegado. Guillermo Cabrera Infante, que lo conoció en persona, decía que era enorme y se abracaba a su instrumento como si fueran un solo cuerpo. Pero bastaba verlo en una fotografía para reconocer que era un hombre pequeño, trabao, cuya única estatura consistía en el poder de sus dedos.
Israel López nació en la misma casa que José Martí. El azar quiso que el poeta y el contrabajista vinieran al mundo en un mismo espacio. Martí fue el apóstol de la redención, Cachao el redentor del contrabajo. Ambos compartieron un mismo sino: vivieron casi todas sus vidas fuera de la isla a la que evocaron sin desmayo en sus obras.
Israel López ya no está en este mundo. Gracias a Andy García quedó su obra en fílmicas y grabaciones inolvidables. Es allí donde tendremos que ir a buscarlo de ahora en adelante. En esos sonidos y en esas imágenes sobrevivirá para siempre esa esencia de la cubanidad. Aunque Cachao se murió sin poder volver, queda el consuelo de se quedará allá dentro cuando todos los demás tengan que irse.

21 marzo 2008

La dignidad ajena

Mi amigo acaba de llegar en su Grand Cherokee Limited 2008. Trae consigo la segunda edición del libro “Cien horas con Fidel”, del periodista Ignacio Ramonet. Está conmovido con la lectura del volumen que, según se advierte en la portada, está revisado, corregido y ampliado por el propio entrevistado.
Mi amigo alza su copa de Protos Reserva 1993 y brinda por el líder cubano. “¡Fidel es la dignidad de América!”, dice y cita de memoria pasajes enteros del libro. Alterna sus frases elogiosas e incondicionales con unas salchichas en salsa arrrabiatta y unos mejillones al curry con pan italiano de romero y aceite de oliva.
Mi amigo justifica la necesidad de que el fidelismo sobreviva y relee, in extenso, preguntas y respuestas. Sonriente, sopla sobre la llama de un habano que el emigrante cubano Carlos Fuente produjo especialmente para él. Mi amigo reafirma su admiración por la revolución cubana, aunque al final admite que no podría vivir allí ni un día.

17 marzo 2008

La paz a punta de canciones

Hace dos semanas República Dominicana jugó un rol protagónico en la Cumbre de Río. La mediación de Leonel Fernández fue decisiva para evitar un inminente conflicto armado en Suramérica. Ahora, gracias a Juan Luis Guerra, el nombre del país volvió a ser noticia en todo el mundo.
Ningún interés político los convocó, nadie sufragó los gastos de sus conciencias, ellos acudieron por principios. Juanes, Juan Luis Guerra, Alejandro Sanz, Carlos Vives, Miguel Bosé, Fernando Velasco, Ricardo Montaner y un coro de 100,000 voces borraron con canciones una frontera que Hugo Chávez trató de delimitar con tanques de guerra.
En el recital “Paz sin fronteras” no se entonaron trovas “comprometidas”, nadie tuvo que decir una consigna para que todos entendieran el mensaje. Los versos sencillos de “Ojalá que llueva café” o “Corazón partío” bastaron para decir lo que había que decir.
El grito de “no a la guerra” y la reafirmación a la hermandad entre los pueblos de Colombia, Venezuela y Ecuador, se oyó en todo el continente. En el puente Simón Bolívar, allá en Cúcuta, se escuchó todo, menos el redoble desafinado y a destiempo de los tambores de guerra.

11 marzo 2008

El regreso de los parques

Una ciudad sin parques. En el año 2000, pocos días después de mí llegada al país, escribí un elogio de Santo Domingo donde le reprochaba la ausencia de plazas públicas. Era normal que lo hiciera. Crecí en Cienfuegos y viví durante mucho tiempo en La Habana, dos ciudades que se mueven alrededor de sus parques.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, Santo Domingo ha ido recuperando sitios que durante décadas permanecieron en un total abandono. El parque de La Lira, dedicado al poeta nicaragüense Rubén Darío, es quizás uno de los mejores ejemplos. Nuevos bancos, senderos y jardines convidan a ignorar el tráfico y sentarse.
En otros barrios de la Capital también se ha aprovechado el más mínimo espacio para darle un lugar a los que aún prefieren caminar por la ciudad y sentarse al aire libre. Por lo regular, sólo se publican las malas noticias, pero al Ayuntamiento Distrito Nacional hay que agradecerle que le devolviera los parques a Santo Domingo, una ciudad que cada vez se nota más en el mapa de la región.

04 marzo 2008

Fefita sinfónica

Fefita la Grande es una de las artistas más auténticas y populares del merengue típico. Durante décadas, la Vieja Fefa y su acordeón han convertido a la identidad dominicana en una fiesta que se baila casi hasta el amanecer. Pero esa legitimidad no había sido suficiente para que La Mayimba mereciera para ella sola el Teatro Regional del Cibao.
En la prensa se acaba de anunciar un concierto donde participarán la Orquesta Sinfónica de Santiago con refuerzos de la Sinfónica Nacional, el Ballet del Centro de la Cultura y el Orfeón de la Ciudad Corazón. Más de 110 personas acompañarán a Fefita en una expedición por los mismos merengues que ella ha tocado en las cuatro esquinas del Cibao, excepto en el Teatro Regional.
Ojala que esta iniciativa promueva la necesidad de que toda la música dominicana derecho a presentarse en esos escenarios tan “estrictos”. Ojala que la próxima vez que Fefita o la bachata vuelvan por esos lares, su música no precise de un disfraz sinfónico; aunque muchos se nieguen a admitirlas como suyas o como de los suyos, pocas cosas representan mejor a este país que ellas.