29 noviembre 2010

Un día demasiado "sexy" para comunicar

(Escrito para el blog de Campo de Texto)
Hoy fue un día demasiado sexy para la historia de las comunicaciones. Comenzó con las verdades incómodas de Wikileaks y acabó con la muerte de B. B. King. A media mañana, se hablaba de la victoria de Roger Federer en la Copa de Maestros. Al anochecer, solo había espacio para el insultante baile del Barça.
Antiguamente se escribía para la posteridad. Aun cuando los periodistas estaban conscientes de su efímero oficio, ejercían pensando en su bibliografía pasiva. Ahora los titulares duran minutos y una gran idea puede acabar siendo tan efímera como la más disparatada de las ocurrencias.
El lunes 29 de noviembre de 2010 ocurrieron de una vez muchas de esas cosas que los viejos periodistas preferían por separado, para tener a mano la carne fresca de los titulares. Por eso, cuando se empezaban a engolosinar con todo lo que ofrecía Wikileaks, ganó Federer. Llegado el momento de hablar del genio de la raqueta, el Barça la emprendió contra el Real Madrid y, con una “manita” (5 a 0), escribió eso que los clásicos llamaban “una página de gloria”.
Justo en el momento en que los titulares sobre lo ocurrido en el Camp Nou comenzaban a “florecer”, desde Estados Unidos se filtró la noticia de que B. B. King acababa de fallecer. Minutos después, afortunadamente, se confirmó que solo se trataba de un rumor. Si aún estuviera vigente aquel periodismo a la vieja usanza, donde todos esperaban el titular de la mañana, ¿quién decidía esta noche esa frase demoledora? Hoy fue un día demasiado "sexy" para comunicar, pero las redes sociales se lo tragaron sin eructar.
Ya todos hablan de otra cosa.

Cuando a Varadero llegué

En los últimos 50 años, la arquitectura cubana se ha sumergido en la misma decadencia que el resto de la sociedad. Según Mario Coyula, el gran valor patrimonial de La Habana era la consistencia de la masa construida. Dejando afuera el “parque temático” de Eusebio Leal, la capital de la Isla hoy se asemeja más al paisaje que queda después de una batalla.
A poco más de 100 kilómetros de allí, en Varadero, podría gestarse un nuevo crimen contra el patrimonio arquitectónico cubano. En la península, en cambio, no serán el salitre o el tiempo los que cargarán con la culpa de la desaparición del Hotel Internacional, sino la depredadora ambición capitalista de una cúpula castrense.
El capítulo cubano del Comité Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, por sus siglas en inglés) ya ha dado la voz de alerta sobre los planes del régimen para demoler el Hotel Internacional de Varadero y las Cabañas del Sol. Eso significaría la destrucción de “parte del patrimonio moderno cubano y caribeño”, aseguran.
El Hotel Embajador de Santo Domingo es una copia fiel del Hotel Internacional. Hace unos días, durante el Festival Internacional de Cine Global, recorrí sus espacios y no pude evitar el recuerdo de un lejano día de noviembre, cuando a Varadero llegué. Si por fin los militares cubanos se salen con la suya, habrá que seguir recordando al Internacional desde las alfombras del Embajador.
Eso es algo que el hotel dominicano sabe hacer muy bien. Ya una vez se “disfrazó" de Hotel Nacional para que Francis Ford Coppola rodará algunas escenas habaneras de la segunda parte de El Padrino. En los hoteles, como en la vida real, Cuba se ha convertido en una suma de pasados que encubre la ausencia de presente y futuro.

26 noviembre 2010

4%

El 30 de noviembre de 2000 comenzó a crecer el lado dominicano de Camilo Venegas. Ese día llegué al aeropuerto de Las Américas con la esperanza de empezar una nueva vida del otro lado del Paso de los Vientos, ese estrecho que comunica a Cuba con La Española, la isla donde he permanecido por una década.
Si mi gratitud con todos los dominicanos que me tendieron su mano al pasar no fuera suficiente, bastaría lo que este país me ha dado a cambio de mi trabajo. Aquí me he sentido útil y he construido cosas con amor o desamor, pero siempre con la satisfacción que da no tener que traicionar nada y ser fiel a mí mismo.
Martha Sepúlveda, una amiga dominicana a la que aprendí a querer por sus carcajadas y su honestidad, siempre me decía que ella hubiera querido para su gente una educación como la que teníamos los cubanos. Yo, a cambio, siempre le replicaba que hubiera querido para los míos una libertad como la que ella disfrutaba.
En honor a ese intercambio, me sumé a la campaña que le exige al gobierno dominicano una inversión de al menos el 4% del PBI en la Educación. Solo así el futuro de este país podría cambiar y el sueño de Martha alcanzar al mío. José Martí dijo que tenía dos patrias, Cuba y la noche. Las dos mías son más tangibles, pero necesitan tanta claridad como las suyas.
Como no voy a seguir escapando de mi destino, quiero que República Dominicana cambie y su gente tenga derecho a una educación y un futuro mejor. El día que pueda hablar en Cuba con la libertad que lo hago aquí, defenderé otras cosas. Mientras tanto, asumo el deseo de Martha en ausencia de ella.

24 noviembre 2010

La desesperante fascinación por Carnivàle

(Escrito para el blog de Campo de Texto)
De un tiempo a esta parte las series de televisión me entusiasman mucho más que los estrenos en el cine. Prefiero un capítulo de Mad Men, Two and a Half Men o Big Bang Theory que la mayoría de las cosas que se estrenan en las salas. Desde que puedo grabar en la caja del cable, he logrado anticiparme a las sorpresas y, sobre todo, sortear todos los anuncios publicitarios.
Gracias a eso, puedo probar la primera afirmación de este post. En casa tenemos todos los paquetes de películas, sin embargo es en TCM donde más grabaciones programamos. El resto del espacio en el disco duro lo ocupan los estrenos y las repeticiones de las series que más nos gustan. Rara vez grabamos una película reciente, no tenemos tiempo para ellas.
Hace días busqué en los meses por venir si HBO (esa admirable fábrica de maravillas) tenía previsto la repetición de Carnivàle. Luego, en internet, di con la noticia de que se acaba de lanzar un pack que contiene la colección completa de  Carnivàle. 12 discos con las dos temporadas y un libro de 80 páginas que incluye material gráfico inédito.
Desafortunadamente, HBO decidió abortar la tercera temporada de Carnivàle por los elevados costos de producción. Ni siquiera los blogs y los fórum de los fans de la serie lograron persuadir a los ejecutivos del canal, que prefirieron hacerle caso a su olfato para intuir donde acaba el éxito y comienza el declive.
Estoy entre los que se quedaron colgados de la desesperante fascinación por Carnivàle. Esa pesadilla itinerante que Daniel Knauf situó en la región más fantasmagórica de la Gran Depresión, me sigue pareciendo una metáfora inmejorable. Desde que David Lynch hizo El hombre elefante, nadie había retratado el inframundo del circo con tanto ingenio.
Lo dicho, las series se han adaptado mejor a esta época donde la gente necesita crear comunidades y dialogar permanentemente. Al cine le ha costado más trabajo entender la era 2.0, ni siquiera dedicándole una película a los creadores de Facebook lo logra de manera efectiva.

23 noviembre 2010

La lección del motociclista

La publicación de este poema entraña para mí dos alegrías. La primera, colaborar con Diario de Cuba, donde están involucrados el ingenio y la pasión de mi querido Antonio José Ponte. La segunda, porque comparto el espacio con Gerardo Fernández Fe, un escritor que siempre he admirado, y Dolan Mor, un poeta pinareño que Chago Méndez Alpízar me acaba de presentar.

Para filmar la escena en que una casa
se le desploma encima,
Buster Keaton no aceptó un doble
ni que se hiciera algo para protegerlo.
Cuando la fachada de madera
comenzó a caer,
hasta el camarógrafo volteó la cara.
Apenas se había hecho
una marca en el suelo.
Nada aseguraba que el cuerpo de Buster
se colaría intacto
por la más estrecha de las ventanas.

Él también es el hombre que el viento derriba
del asiento trasero de un automóvil,
del techo de una locomotora
y del palo más alto de un navío;
el que viaja sin pagar
en el guardafangos de un autobús
y el que apenas cruza la línea
antes de que un tren pase a toda velocidad.
Buster es el que se tira en un lago
que resulta ser un telón de fondo,
el que se lanza al vacío
y se da en el rostro
con el edificio de enfrente.

En todas sus películas, como en la vida real,
Buster Keaton cae y se levanta
sin que se le mueva un músculo de la cara.
Estaba harto de todo
y no le importaba morir.
Por eso ahora nos resulta tan gracioso
que siempre salga intacto.
Por más que vuele por los aires
o se arrastre como una escoba
por el polvo sin color de California,
Buster al final se sacude
y mira sin dolor a la cámara.

Nunca sabremos cómo lo hizo.
Lo único que dejó claro,
además de su rostro inconmovible,
es la lección del motociclista:
a veces lo único que se puede hacer
es taparse los oídos y cerrar bien los ojos.

22 noviembre 2010

El apellido de la Esperanza es Spalding

Cuando Esperanza Spalding se abraza al contrabajo, la belleza de la mujer y el sonido del instrumento logran una rara conjunción de la que uno no se puede zafar fácilmente. La primera vez que oí su primer disco, lo repetí una y otra vez hasta que se acabó la noche. Hoy me regalaron Chamber Music Society y me ha pasado lo mismo. Esta es la tercera vez que lo oigo sin poder librarme de él.
Hija de una mexicana y un afroamericano, creció en un vecindario de Portland que ella describe como un “peligroso ghetto”. Aprendió a tocar el contrabajo con Ron Carter, apenas tiene 26 años y ya se le considera una de las estrellas más refulgentes en el nuevo firmamento del jazz. Además cantar y compone la mayoría de las cosas que interpreta, nunca se separa del contrabajo. Con él, según ella, se está un poco por encima de la música: “Escuchas colores”, resume.
En esa misma entrevista, publicada por El País, le pidieron que definiera su nueva obra. “Chamber Music Society no es solo un disco, sino muchas cosas diferentes (…). Por un lado está el trío de jazz; por el otro, el trío de cuerdas. Lo que hago es interactuar entre ambos mundos, el de la música de cámara y el jazz, explorando las posibilidades que se abren. Al final, se trata de preparar a los oyentes de la música clásica para acercarse al idioma del jazz, y viceversa”, dijo.
La esperanza es lo último que se pierde, pero si lleva el apellido Spalding, hay que conservarla para siempre.

18 noviembre 2010

El pasado que nos espera

El nuevo libro de Andrés Oppenheimer habla del pasado que nos espera a los latinoamericanos si seguimos mirando por el espejo retrovisor. ¡Basta de historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las doce claves del futuro, retrata a nuestras repúblicas como un manojo de estados inviables que erigen estatuas en lugar de producir tecnologías y se encierran en el nacionalismo en vez de abrirse al mundo que viene.
En Cuba, mi país de origen, los periódicos le dedican los titulares más importantes a las efemérides y las letras más grandes a frases que se dijeron hace medio siglo. El Estado acaba de descubrir la necesidad imperiosa de que exista la microempresa, pero solo admite que desempeñen oficios del siglo XIX: aguador, cartomántica, desmochador de palmas, forrador de botones o zapatero remendón, entre otros.
En República Dominicana, la media isla donde he decidido echar el ancla, los políticos prefieren hacerles preguntas a los caudillos muertos antes que atreverse a responderlas por ellos mismos. El estado invierte millones de pesos en recordar las fechas patrias y sembrar al país de bustos, antes que cumplir la Ley que exige una inversión en la educación del al menos el 4% del producto interno bruto.
“Si tuviera que resumir el libro diría: mientras los latinoamericanos estamos guiados por la ideología y obsesionados con el pasado, los asiáticos están guiados por el pragmatismo y obsesionados con el futuro”, asegura Andrés Oppenheimer. Eso explica las razones por las que Venezuela es la única economía que no crece en el continente. Mientras Chávez trata de secretear con Bolívar, Vietnam abre cada vez más sus fronteras al intercambio con Estados Unidos.
El mundo compite sin descanso por alcanzar el desarrollo y producir bienestar. Los latinoamericanos, en cambio, permanecemos obsesionados con el recuerdo de lo que tratamos de ser a través de los que nunca fueron.

17 noviembre 2010

El ciudadano Coco

Para los que nunca vivieron en un albergue de becados en Cuba, creo que no entenderán lo que digo por más que les explique. Pero pueden irse imaginando un edificio de cinco pisos sitiado por un bosque, en el centro de un campo inmenso, rodeado de cúpulas de ladrillos donde se estudiaba teatro, artes plásticas, música, ballet y hasta circo.
Nuestro albergue, el de Teatro, estaba en el último piso y recibía más luz que ningún otro. Como Coco dormía en una de las literas de arriba, justo al lado de una ventana, siempre le veíamos a contraluz. Era mucho más flaco de lo que es hoy y mucho menos snob que la mayoría de nosotros. La teatralidad la llevaba por dentro.
Conviví con él tres cursos y eso, de cierta manera, condiciona una hermandad que dura de por vida. Hace más de 20 años que no nos vemos, pero el día en que nos reencontramos en Facebook, la conversación recomenzó justo donde la habíamos dejado. Volvimos a hablar de las mismas cosas y de la misma gente, como si el tiempo, el implacable, solo hubiera pasado para los otros.
Ahora Coco es ya el ciudadano Coco, es decir, Rigoberto Rodríguez Estenza, un reconocido poeta que escribe sus versos con la misma naturalidad que hacía teatro o se paraba en una ventana, siempre a contraluz, a decir las frases más agudas con la mayor desnudez posible.


COMENTARIOS

Se fue anoche. Corren
las manos por la cruz de agua.
A un lado y otro, los cabos
tensos como la última carta
se aferran a lo inasible.
Arriba y en el fondo, las melodías
rompen su aullido mordaz.
El eco traza la forma
de la puerta, el umbral
la quema donde los ojos
arden sobre brazas de silencio.
Así cae la noche, el preludio.
Hacia el pozo de asedios
cruzan los pájaros sueltos.
Desde la ventana
con el codo hundido en la rabia
los hijos, como nosotros
miran hacia las arcas lejanas.
El que ha regresado también
juega, juega y muestra el asombro.
No lo dice con las mismas palabras
pero su huella afila el borde
de las hendiduras en la madera
y muestra otro modo
de calar las figuraciones en la cruz.
El que ha regresado también mira
por la ventana, pero
los pollos se espantan
y el polvo se adhiere
a las paredes, a los retratos.
Se fue anoche, recitan.
Esos cantos, le dije una vez
a mi madre, yo los mastiqué
antes de salir al camino.
Y ahora, el ver las mujeres
heridas como palomas en ristre
me vuelvo hacia la cara cercana
y digo, con un aire poblado de pericias
con el pellejo sucio, yo necesité
escuchar palabras leves
como  la llegada del verano.
Son los tiempos, susurré
para disimular que todo está escrito
entre dos aguas, a veces
extendidas, como nosotros
domesticadas en ese caudal
de años y quietud, a veces
turbias, como nosotros
en la cúpula calada
en el arsenal humano
contenido, como los días
cuajados de sal y vocablos.
Se fue anoche, dos cifras
alrededor de un verbo áspero
mil enunciaciones, mil ojos
tragados por el rumor que rueda
hacia nosotros, como un país
vocinglero, como un eco
cuyas murmuraciones pesan
en el fondo de las vitrinas
como esos pliegos familiares
doblados en la penumbra de los libros.
Se fue anoche, como una noticia
domada por la misma la voz
con el ritmo perfecto de los himnos.
Se fue anoche, el hijo del vecino
como mi hermano, se fue anoche.
RIGOBERTO RODRÍGUEZ ESTENZA (Sancti Spíritus, 1963)

El pataleo de Silvio, otro cantar del subdesarrollo

La prensa oficial cubana reaccionó airada en cuanto se supo que el disco Segunda cita, de Silvio Rodríguez, no había ganado el Grammy al Mejor Álbum de Cantautor. A toda prisa, el portal Cubadebate (que ha superado ya al Granma en la tarea de construir trincheras) entrevistó al trovador.
“Esos concursos, como todo el mundo sabe, son promovidos por las disqueras para vender discos. Mi producción discográfica es prácticamente artesanal, lo que pone en claro que ninguna trasnacional ganaría ni un centavo con un premio a mi música. Esa es la razón por la que no he ganado –ni ganaré– un premio de ese tipo en mi vida”, se excusó Silvio.
Como en Cuba no se dijo nunca quién había ganado el Grammy, el trovador pudo darse el lujo de continuar desinformando. Porque Cantares del subdesarrollo, el álbum de Rubén Blades que mereció la estatuilla del gramófono, es mucho más artesanal que el de Silvio (fue grabado en el garaje de su casa y no en un sofisticado estudio como Ojalá) y fue distribuido por Internet, sin ningún sello disquero que lo respaldara.
La noticia del Grammy al disco de Rubén Blades es doblemente dolorosa para el régimen cubano. Desde hace muchos años, la actitud revolucionaria (realmente revolucionaria) del panameño provocó su censura en todos los medios de difusión de la Isla. A ese hecho se suma la dedicatoria de Cantares del subdesarrollo:
“Musicalmente, dedico este álbum a Cuba, por sus aportes originales al desarrollo de la propuesta musical urbana mundial y por el valor del noble pueblo cubano que ha sobrevivido al bloqueo imperialista y a la dictadura marxista sin perder su esencia solidaria, humor, amor y esperanza”, apunta Rubén.
Además de Cantares del subdesarrollo, entre los nominados estaba el disco Amar la trama, de Jorge Drexler, que también es infinitamente superior a Segunda cita (que no pasa de ser un manojo de frases hechas, sonidos obvios y trucos consabidos). Hizo bien el Grammy en no premiar la peor obra en la discografía de Silvio Rodríguez. Si hubo alguna injusticia, fue a la hora de nominarlo.

16 noviembre 2010

A Lichi Diego la vida le alcanzará

Hace unos días leí un texto de Félix Luis Viera donde comenzaba estableciendo una relación entre la edad de los hombres y su sentido de la ética. Lo hacía a propósito del escritor cubano Miguel Barnet, un individuo que, según Félix, va tirando su decoro en la medida en que envejece.
Cuando leía sobre el penoso caso de Barnet, que se pasea por el mundo difamando a Cuba (la mentira burda implica siempre una difamación) con alguna perrita en el regazo, pensé en las lecciones de honestidad y pureza que da, día a día, Eliseo Alberto. Lichi, como siempre le hemos conocido todos, acaba de publicar La vida alcanza (Ediciones Cal y Arena, 2010), un compendio de sus columnas en el diario mexicano Milenio.
Todos los jueves espero impaciente la llegada del nuevo trabajo de Lichi. Suelo seguir rutinas estrictas alrededor del café con leche y, una vez a la semana, esa es una de ellas. Primero me llega por Facebook y luego por Gmail. Muchas veces leo y releo en ambos buzones. Con Lichi suele suceder eso, sus textos son mucho mejores en las relecturas que en las lecturas.
Más de una vez he estado trabajando en Word y he sentido el “toc” del chat en Facebook. Al abrir la ventana, me he encontrado con alguna frase ingeniosa de Lichi. De ahí en adelante, se precipita una impredecible conversación que siempre pasa por la poesía, el cariño y el humor negro. Como de su nuevo libro quien mejor hablará será su propio autor, yo solo me limito a anunciarlo.
Apenas quiero dejar constancia de mi felicidad por la publicación y reiterar mi convicción de que a Lichi Diego la vida le alcanzará. Haremos lo que sea. Primero acudiremos a la esperanza. Pero si se hace estrictamente necesario, saldremos a la calle a regar cáscaras de plátano hasta que algún motorista desprevenido caiga en la trampa.

14 noviembre 2010

El sex appeal de la comunicación interna

(Escrito para el blog de Campo de Texto)
Valérie Tasso, la ex prostituta que se convirtió en escritora y en columnista de GQ, acaba de publicar Sabré cada uno de tus secretos (Alienta Editorial), una novela que propone un experimento perverso: Hacer que todos los integrantes de un equipo revelen sus confidencias mejor guardadas, las que más hieren.
“Cuando empiezan a caer los secretos de cada uno de ellos y nadie es lo que parece, el propósito está cada vez más cerca. Pero aparece el verdadero secreto que los cohesiona a todos: el porqué se unen. Un secreto que nadie se hubiera atrevido a desvelar…”, dice Valeria.
Todo esto viene a cuento por una conclusión a la que llega la autora mientras trataba de explicar el móvil de su historia: la oficina ha sustituido al hogar como escenario donde se desarrollan los dramas humanos. “Hoy en día, las perversiones, dramas y secretos se han trasladado al ámbito laboral: hemos pasado de ser seres domésticos a ser seres empresa”, asegura la escritora.
Muchos empresarios actuales se esmeran en no estar a la altura de su tiempo y subestiman el diálogo con sus empleados. De todas sus audiencias, prefieren las que leen periódicos y ven televisión, aun cuando las mediciones dejan claro que esos son cada vez menos. Para decirlo en términos de Valérie Tasso, la comunicación interna puede convertirse en una herramienta irresistible, todo depende del sex appeal que se ponga en ella.

12 noviembre 2010

Una razón más para brindar por Casa de Teatro

(Escrito para la columna semanal Sábado al Fin, del periódico Hoy)
Cuando Casa de Teatro fue fundada, el 30 de julio de 1974, Freddy Ginebra nunca se imaginó que aquella ilusa idea suya llegaría a convertirse en un sueño que han compartido miles de creadores dominicanos. En la XIX edición de los Premios Brugal Cree en su Gente, tanta perseverancia recibió el reconocimiento en la categoría de Arte y Cultura.
Cuando Freddy Ginebra se para delante de un micrófono siempre da la misma impresión. Jamás parece tener idea de lo que va a decir y eso, de alguna manera, atemoriza a los que le escuchan. Pocos segundos después ese pánico colectivo se convierte en una carcajada multitudinaria. Siempre pasa igual y la gran fiesta de la Fundación Brugal no fue la excepción.
“Casa de Teatro fue un sueño que quise compartir con todos los dominicanos. Los Premios Brugal Cree en su Gente es un sueño que Franklin Báez Brugal compartió conmigo para que beneficiara a todos los dominicanos solidarios. Por eso esta es una rara noche para mí, pues dos sueños se me han juntado y ahora tengo el compromiso de hacer que ambos sigan beneficiando y alcanzando a todos los que los necesitan”, dijo un Freddy más conmovido que de costumbre.
Cualquier noche es buena para llegar a Casa de Teatro. Allí siempre sucede algo que convida a participar, que promueve el diálogo y la creatividad, tanto de los artistas como del público. Para celebrar el Premio Brugal Cree en su Gente no hay que felicitar a Casa de Teatro sino participar en sus actividades. Contribuir a que ese sueño siga cumpliendo años y décadas sin envejecer.
Para conocer el arte emergente y a los inquilinos más creativos de República Dominicana, solo hay que entrar a Casa de Teatro y dejar que pasen esos segundos en que Freddy Ginebra se para delante del micrófono y aterra a todos.

11 noviembre 2010

La era de los clientes sucede en Twitter

(Escrito para el blog de Campo de Texto)
Ayer, en el salón Pavarotti del Hotel Holiday Inn de Santo Domingo, el equipo de Comunicaciones y Publicidad de Brugal & Compañía participó en un taller sobre social media. Pedro Santana y Víctor Cruz Cid, de Cruz Cid Consultores y Asociados, dialogaron sobre la revolución que han provocado las redes sociales en la comunicación corporativa.
Campo de Texto, en calidad de invitado, tuvo la oportunidad de contar algunas de las experiencias de sus clientes. Luego, como parte del taller, se hizo una demostración en tiempo real con RonBrugalRD, la cuenta oficial de la compañía en Twitter.
Con unos pocos mensajes, que propiciaron varios diálogos con clientes y admiradores de la marca, los seguidores de RonBrugalRD crecieron de manera acelerada en cuestión de minutos. Los tweets y los retweets se multiplicaron a partir de los mensajes originales, produciendo nuevos diálogos en muchas otras cuentas.
Si algo quedó claro al final del taller, es que aquella época en que las marcas monologaban e imponían sus mensajes ya no existe más. Incluso en República Dominicana, aun a pesar de algunos pocos empresarios que todavía apuestan a su omnipresencia, la era donde los clientes son los que tienen el poder ya comenzó.
El que no lo crea, que se asome a Twitter y descubra lo que se trina allí de todos, con ellos o sin ellos.

09 noviembre 2010

Los trenes vuelven

Gracias a Jany Rodríguez (una muchacha de mi pueblo que solía esconderse detrás de un columpio para que nadie reparara en su inteligencia), puedo ver pasar una y otra vez, durante 22 interminables segundos, a la 51404 por Camarones. Lleva 11 cajones de piedras vacíos, una auxiliadora y un caboose. Con toda seguridad, cuando llegue a Cherepa se internará por Línea Sur en dirección a las canteras de Arriete.
A eso jugaba con mis primos cuando era niño, a adivinar el destino de los trenes. Ese era el paisaje y los sonidos que nos rodeaban. Aunque todo lo demás es prácticamente irrecuperable, me alegra tener que admitir que al menos en algo no estaba en lo cierto, que incluso después de la más desesperanzadora catástrofe, los trenes vuelven.

La historia como mentira total

Justo ayer leí una breve controversia (por Adolfo Alfonso y Justo Vega prefiero esa palabra a polémica, debate o discusión) entre Emilio Ichikawa y Enrique Ubieta. Todo empezó por un post del primero que el segundo se sintió en la necesidad de responder.
A propósito de la octava entrega de La contraofensiva estratégica, la saga donde Fidel Castro cuenta su épica vida en tercera persona (ya Norberto Fuentes lo hacía en primera), Ichikawa le reprochó al “joven ideólogo” su complicidad con una historiografía “inexplicablemente excluyente”.
Como excusa, Ubieta esgrimió que “solo los historiadores revolucionarios son capaces de ofrecer una historia total, sin falsos objetivismos, porque solo la Revolución necesita de todo el saber histórico”. Hoy, como todas las mañanas del mundo, leí el Granma.
En la sección de Nacionales, una brevísima nota recuerda el 80 aniversario del natalicio del  comandante Manuel Fajardo: “Una ofrenda floral inició el homenaje político-cultural, dedicado al combatiente, nacido el 8 de noviembre de 1930 y caído el 29 del propio mes, en 1960, abatido en el Escambray en enfrentamiento a los bandidos financiados por el gobierno de Estados Unidos”.
Ese párrafo explica mucho mejor lo que quiere decir Ubieta que sus siempre sicalípticas frases. Piti Fajardo en verdad cayó a manos de sus compañeros de armas. En un confuso incidente, sus propios soldados abrieron fuego contra él sin ni siquiera darle el alto.
“Le pegaron un tiro y se quedó recostado a una mata de tamarindo en la carretera de Trinidad”, recuerda su hija Puchi en un blog. De Manuel Fajardo conocía muy poco hasta que di con sus  hijas, dos habaneras que tuve la fortuna de conocer y querer. El hombre que ellas me contaron y el que aparecía en sus retratos de familia, era muy diferente del que reseña Granma hoy.
Su historia, como la de tantos y tantos, no tiene que ser mentira para poder ser historia.

08 noviembre 2010

El plazo venció al anochecer

Ayer domingo venció el plazo fijado por la dictadura cubana para liberar a 52 presos políticos. 13 prisioneros que no aceptaron la propuesta de marcharse al destierro, aún permanecen en los calabozos. El compromiso de las excarcelaciones había sido hecho con los máximos responsables de la Iglesia Católica en la Isla.
La última declaración pública del cardenal Jaime Ortega de la que tengamos noticia, fue un efusivo agradecimiento a los hermanos Fidel y Raúl Castro por haberle resuelto el cemento, los ladrillos y la arena que necesitaba para construir el nuevo Seminario de San Carlos y San Ambrosio, en La Habana.
Desconozco la rutina diaria del cardenal cubano; pero me imagino que ore desde muy temprano en la mañana, todavía en bata de dormir. Espero que, por un mínimo de pudor, estos 13 nombres hayan sido pronunciados en su oración de hoy:
Oscar Elías Biscet, Héctor Maseda, Angel Moya, Arnaldo Ramos, Diosdado González, Guido Sigler, Pedro Argüelles, Eduardo Díaz, Librado Linares, Iván Hernández, Félix Navarro, José Ferrer y Luis Ferrer.

07 noviembre 2010

¡Tumba cutara cutamba!

Marianela Boan trajo el DVD de su último viaje a La Habana. Cuando Alejandro me enseñó el botín que venía en las maletas de la Boan, de inmediato lo aparté  (junto a una antología de María Teresa Vera, el último disco de Carlos Varela (también quisiera escribir las cosas que se me ocurrieron cuando lo oí por primera vez) y otras joyas del pasado de la Isla (como la mayoría de ustedes saben, pasado y Cuba se han convertido en sinónimos).
Casi al principio del espectáculo, Juan Formell aclara que su principal objetivo es filmarlo para que las futuras generaciones de cubanos sepan en verdad en qué consistió el fenómeno de los Van Van. Razones le sobran a Juanito. En el siglo XX, no hubo ninguna otra orquesta en la Isla que se mantuvieran de moda durante 50 años ininterrumpidos.
La Banda Gigante de Benny Moré apenas duró una década en la preferencia de los cubanos. La Aragón aún existe, pero es un museo rodante; un museo invaluable y genial, pero museo al fin. Nadie más en la historia de la música popular cubana logró el milagro de los Van Van y eso, digan lo que digan, es innegable, inocultable.
 Aquí el que baila gana es un desfile de auténticos himnos que hicieron mover a más generaciones que “La Bayamesa”. A fin de cuentas el himno nacional habla de una batalla que ya los cubanos libraron y de una ciudad que ardió como Troya, en una época remota. La lucha a la que hacen referencia los Van Van, en cambio, sigue vigente y se libra día a día en todos los pueblos de Cuba.
Juan Formell tiene razón. Si a ese DVD lo meten en una cápsula y lo ponen en órbita para que sea visto dentro de mil años, explicará con lujo de detalles quiénes fueron los cubanos de finales del siglo XX y principios del XXI. Aunque hablábamos español, una frase incomprensible nos definirá mejor: ¡Tumba cutara cutamba!

04 noviembre 2010

No podrás creer que tan positivo es admitir lo negativo


(Escrito para el blog de Campo de Texto)
Uno de las marcas más ingeniosas de todos los tiempos es I Can´t Believe It´s Not Butter! Su nombre me atrajo tanto, que decidí probarla y verificar todo lo que prometía su etiqueta: fácil de untar aun acabada de sacar del refrigerador, más sabor a mantequilla que el resto de las margarinas y apenas la mitad de las grasas saturadas que regularmente poseen esos sustitutos.
Muchas veces, cuando un cliente nos pide que desaparezcamos los negativos de una nota de prensa, aun cuando se hacen indispensables, le decimos esa frase:  “I Can´t Believe It´s Not Butter!”. Todo ha cambiado en las comunicaciones y ciertas reglas de las relaciones públicas tradicionales comienzan a ser obsoletas.
En las recientes elecciones de medio término, Barack Obama convocó a una rueda de prensa cuando apenas los electores comenzaban a votar. La victoria de los republicanos era ya inminente. Por eso Obama adelantó su mensaje, pero sin tratar de negar  responsabilidades ni de minimizar la derrota. “Ha sido una paliza”, admitió.
Inmediatamente después de asumir los errores en su gestión, “tanto de contenido como de comunicación”, prometió rectificar y acercarse aún más a los ciudadanos, abriéndose a nuevas ideas y colaborando con la oposición. “Tengo que hacer un mejor trabajo”, concluyó. La magnitud del revés exigía una respuesta y fue dada justo a tiempo.
Una vez más el equipo de comunicaciones de Barack Obama da una lección de cómo manejar una crisis y, sobre todo, de cómo construir un mensaje alentador sin desestimar los ingredientes más desalentadores. No podrás creer que tan positivo es admitir lo negativo.

02 noviembre 2010

Raúl Castro le teme a las tumbas

Cuando una dictadura se ve forzada a golpear y amordazar a una anciana, es que ya le tiene miedo a todo. Fuerzas paramilitares del régimen cubano, que en la isla se conocen como Brigadas de Acción Rápida, le pegaron en la boca y amordazaron a Reina Luisa Tamayo, la madre del preso político Orlando Zapata Tamayo, quien murió en febrero durante una larga huelga de hambre.
Cuando los de mi generación éramos niños, en la televisión pasaban un corto animado donde nos enseñaban a no tenerle miedo a las tumbas. Como nací y me crié en una zona rural, aquel episodio del campesino que salía corriendo  despavorido al ver las lucecitas que se elevaban desde un enterramiento, fue tema de discusión en mi escuela durante años.
Por más que el maestro Gustavo trataba de explicar en qué consistía aquellas fosforescencias, los más supersticiosos del aula insistían en que en el cementerio de Cruces salían luces de todos los colores y se oían lamentos. “¡Fuego fatuo!”, decía el maestro con tono burlón, “¡Fuego fatuo!”.
Raúl Castro, como aquellos niños de mi pueblo, también le teme a las tumbas. Por eso ordenó que se les impidiera a los cubanos acercarse a la de Orlando Zapata, en el cementerio de Banes. 32 disidentes aún permanecen detenidos después de una brutal golpiza donde todos los involucrados en la manifestación fueron arrestados y despojados de cámaras y celulares.
Tanto miedo tienen, que se cuidaron muy bien de que ninguna imagen les recuerde lo sucedido. Y en parte tienen razón, porque Orlando Zapata vive, su ejemplo no es un fuego fatuo si no una luz que cada vez los condena más. Por eso el cementerio de Banes, ese pequeño amasijo de cemento, flores silvestres y abandono, se ha convertido en un monumento demasiado grande, inocultable.