16 noviembre 2011

Retreta

Hay muchas sensaciones raras. Pero una de las más raras de todas, es mirar a una plaza pública llena de gente cuando se está completamente desnudo. Eso sucede en el Hotel Casa Granda de Santiago de Cuba. Las ventanas de sus cuartos, aún la de los más altos, parecen estar dentro del parque Céspedes.
Mientras eran afinados, el sonido de los instrumentos no llamó nuestra atención. Sobre todo porque al final eran sofocados por las voces de los santiagueros, que suelen hablar en un tono más alto que el resto de los cubanos. Pero cuando sonó el Himno nacional no nos quedó más remedio que ponernos en atención. Los cual nos hizo sentir muy raros por segunda vez en la noche.
Cuando bajamos al parque la Banda tocaba a Carlos Santana. Un coro de entusiastas, que luego se refugió en la Casa de la Trova, tarareaba alrededor de los metales: “Oye como va, mi ritmo/ bueno pa' goza', mulata./ Oye como va, mi ritmo/ bueno pa' goza', mulata…”. Un enorme chivo, que tiraba de un pequeño coche cargado de niños, también parecía seguir los compases.
A esa hora, dentro de ese parque, había todo tipo de gente. Ancianos, enamorados, policías de completo uniforme, turistas, estudiantes, prostitutas, peloteros retirados, músicos callejeros, vendedores ambulantes, beatas, policías disfrazados de civil, carteristas, monaguillos y caricaturistas por cuenta propia. Parecían felices. Al menos eso les hacía sentir la música de Santana.
La última pieza fue el Himno del 26 de Julio. En cuanto sonó el primer compás todos comenzaron a marcharse. Hasta los policías, los evidentes y los encubiertos, se sumaron a la retirada. El último compás nos alcanzó en la terraza del hotel. Entonces experimentamos otra rarísima sensación.
Es muy extraño ver a toda una banda enfundando sus instrumentos a solas, en medio de un parque casi a oscuras. Como fantasmas, rodeados por el más ensordecedor silencio, ellos también acabaron por marcharse. Entonces Santiago de Cuba comenzó a ser una ciudad sin ruidos, algo que prácticamente niega la razón de su existencia.

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