05 marzo 2012

La Habana, esa dama barrendera

 
Ya casi no paso por Facebook. No puedo explicar a ciencia cierta por qué me ha dejado de interesar, pero ya no le veo la gracia y, lo que es peor, me aburre. Por eso demoré tanto en descubrir una bellísima foto de La Habana que había dejado en mi muro el poeta dominicano León Félix Batista.
“Barrendera de las calles de La Habana, feliz de ser fotografiada por mí”, dice León en su pie de foto. Cuando di con la imagen, ya tenía un comentario de José Manuel Fernández Pequeño: “Hermosa... como La Habana. ¿Habrá alegría así fuera del Caribe? No lo creo”, sentenciaba. Al leer a Pequeño, no contuve la tentación de rebatirle algo.
“Bellísima foto, bellísima Habana –puse–. Pero quiero corregirle algo a mi querido Pequeño. Si hay una ciudad en el mundo que se niega a ser caribeña, esa es La Habana. El Caribe no le va a una dama como esa, ella es otra cosa. Y para colmo, la geografía le da la razón, no está en el Caribe sino en el Golfo de México, al igual que Varadero, que muchos llaman erróneamente la mejor playa del Caribe”.
Pequeño, por su doble condición de santiaguero (de Cuba y de los Caballeros) piensa, vive y suda como un caribeño. Eso lo empujó a no perder el calor y responder de inmediato:
“Tiene razón Camilo y no la tiene (¿habrá mejor lugar para esa contradicción que el Caribe?). La Habana, con su porte metropolitano y su vanidad de puerto internacional, no debería de ser parte del Caribe. Sin embargo... la historia la convirtió en retorta donde el Caribe se ha mezclado (de fuera y de dentro, de Yucatán y de Santiago de Cuba, la ciudad más caribeña de Cuba). Y ahí se contaminó de Caribe. Como Miami por otras razones. Como San Salvador de Bahía, que tampoco está en el mar Caribe y es casi tan caribeña como Santiago de Cuba. Hay Caribe por ubicación y hay Caribe por adopción histórica. Eso creo”, recalcó Pequeño.
Llegados a ese punto, preferí continuar el diálogo (o la discusión, en el Caribe no es posible una cosa sin la otra) con una anécdota: “La última vez que estuve en La Habana, fui con Luis Concepción. Bebíamos ron junto a Bladimir Zamora en el Malecón y recuerdo que Luis dijo: ‘Esto no tiene nada que ver con el Caribe, esto es otra cosa’. A lo que Bladimir contestó: ‘Y te juro que nosotros los orientales hemos hecho lo imposible para que lo sea, pero de eso nada, La Habana está en otra parte’”.
Pequeño también prefirió responder con otra anécdota: “Una vez le pregunté a Tony Gómez Sotolongo por qué las migraciones del campo habían convertido a Santo Domingo en una ciudad de provincias y, sin embargo, con La Habana no había pasado. Y él respondió: Porque en Santo Domingo los guajiros colonizaron la ciudad y La Habana es tan ella que colonizó a los guajiros”.
Llegados a ese punto, le dije a Pequeño que no resistía más la tentación, que me iba para El Fogonero a escribir este post. Se lo debo, en primer lugar, a León Félix Batista, por su imagen; luego a José Manuel, por provocarme con su lucidez y, por último, a La Habana, esa dama barrendera que mira al poeta y se ríe, invicta, orgullosa, convencida de que su dignidad y su identidad nunca serán derrotadas. 

8 comentarios:

Unknown dijo...

Con cada entrada te superas a ti mismo. Esta es de las mas bellas entre tantas otras. Sigue así, muchachito (como diria nuestro querido Ponte) que vas bien!

Antonio Gómez Sotolongo dijo...

La Habana es una ciudad que amolda a sus ciudadanos, los hace habaneros... Al menos así fue como yo la viví, cuando me agarró y me quitó los ariques que llevaba desde Aguada de Pasajeros.

Yoyi dijo...

Siempre paso por El Fogonero y cuando no hay cosas nuevas leo las viejas de archivo. Lo de hoy fue un filete. Plato fuerte, para decirlo con tus palabras. Abrazo, mi herma.

dania dijo...

me han dado deseos de disfrazarme de barrendera y coger un avión para la habana

Anónimo dijo...

¡Chapó!

José M. Fernández Pequeño dijo...

Gracias, Camilo. Hermoso de verdad. Eso tiene el diálogo con personas inteligentes, que le da deseos de vivir a uno. Y no te vayas de FB, a todos nos entran a veces esos desganos. ¿Cuántas veces nos pasamos días sin escribir y nos decimos que estamos hartos de esas madrugadas escribiendo, pero no por eso abandonamos la escritura?

Anónimo dijo...

TU ERES LA TRANCA, ASERE, ESTE EXTO ESTA TEJIDITO.

Anónimo dijo...

muy lindo