11 julio 2014

Ruina dentro de las ruinas

El ferrocarril del central Hormiguero flanqueaba al Paradero de Camarones. En tiempo de zafra, los resoplidos de sus pequeñas locomotoras se oía constantemente. Como incansables obreras, aquellas máquinas de 1895 acarreaban toda la caña que necesitaba el basculador.
En su costado llevaban escrito, con letras perfectas, el nombre del gladiador romano con el que rebautizaron al central. De niño, uno de mis juegos preferidos era calcular los carros que pasaban por el Cruzamiento de la Vía Estrecha.
Cuando oíamos los pitazos, mi abuelo y yo salíamos al andén. Una vez que  veíamos el fuego esplendente de la locomotora, empezábamos a contar. Cada cuatro trac (el sonido de las ruedas en el cruce de vías) era un vagón. Si no coincidíamos en la cuenta, mi abuelo llamaba a la estación de Hormiguero para comprobar quién había ganado.
En uno de mis últimos viajes al Paradero de Camarones, semanas antes de irme de Cuba, le pedí a Agustín Carballosa (un amigo de la familia) que me enseñara a Espartaco por dentro. Era evidente que aquella reliquia se hundía. Como un elegantísimo trasatlántico que hacía agua por todas partes.
—Esto no da más, Camilito —me dijo Agustín al final del recorrido, donde me enseñó con lujo de detalles el arte de convertir un tren de caña en azúcar. El punto final fue el taller de locomotoras. Cuando una máquina de vapor se mantiene en reposo, con la caldera encendida, jadea igual que los animales de carga.
La última vez que ví a estas locomotoras aún respiraban. Como hormigas obreras, acarreaban caña por los 90 kilómetros de líneas, ramales y desviaderos del central Espartaco. Dentro del taller todo estaba oscuro y destruido, pero aquellos hombres cuidaban a sus máquinas como si fueran eternas.
Ni ellos ni yo sospechábamos que muy pronto acabarían convirtiéndose en una ruina dentro de las ruinas.

6 comentarios:

Pedro Silva dijo...

Camilo, con todo el carino eres el mejor, Abrazos.

Anónimo dijo...

CAMILITO Y PENSAR QUE YO TE VI MUCHISIMAS VECES COMO UN NIÑITO JUGANDO EN EL ANDEEN CON MI HERMANO Y TU ABUELA ALANTIDA DICIENDOTE QUE NO FUERA PARA LA LINEA QUE TIEMPOS AQUELLOS EN QUE NUESTRO PUEBLO QUERIDO ERAMOS FELICIES. QUIEN SE IBA A IMAGINAR QUE FUERAS UN ESCRITOR Y QUE TUVIERAS TANTO AMOR POR LO QUE TE RODEABA... YAYITA LA MAESTRA QUE ERA MUY AMIGA DE MI MAMA SIEMPRE DECIA QUE TU IVAS A SER ALGUIEN MUY GRANDE PORQUE ERAS MUY INTELIGENTE... Y NO SE EQUIVOCO... ESTOY ORGULLOSA DE TI. DALE UN ABRAZO GRANDE A TU MAMA QUE LA QUEREMOS MUCHO.

Anónimo dijo...

Estos dos últimos post son dos joyitas, ese es el lado del Fogonero que más me gusta. Se lo he dicho a tu hermano Alejandro varias veces, que tu lado poético es el mejor. Pregúntale para que veas. Por favor, no borres esta comentario.

Anónimo dijo...

LINDO!!!

Anónimo dijo...

Camilo:
Gracias, por dedicar esas lineas a nuestro pueblo Hormiguero. Todavia recuerdo cuando mi abuelo y yo paseabamos por la cercania del central. Como me llevaba a pelarme a la barberia del batey y despues cuando era ya joven disfrutaba del olor al aire dulzon que se disfrutaba por todo el batey. Coño chico aquello son cosas que el tiempo no puede borrar.

Unknown dijo...

QUERIDO cAMILO:
Gracias por tu elogio en la red, pero unas gracias tan grandes y emocionadas, que de no exitir en el mundo la eternidad, no tendrían, las pobrecitas, dónde caber.
Rafael Alcides