26 mayo 2016

Para que mis libros tengan olor a bosque

Hoy, por aquel Concordato que suscribieron el antiguo dictador de Ciudad Trujillo y el Vaticano, es feriado. Gracias a eso nos levantamos muchos después de las cinco, que es la hora en que regularmente lo hacemos. Hice el café. Regué las orquídeas. Desayunamos.
Luego caminamos por el barrio, nos desperazamos,  le compramos donas a María, a mi madre y a mis suegros. Después, ya de regreso a casa, pasamos a buscar una mata para el tarro que compramos ayer y, en una tienda tapizada de ladrillos, Diana pidió un aceite para que mis libros tengan olor a bosque.
Es jueves, pero lo hemos vivido como si fuera sábado. No sé cómo me puede servir esto para mi columna de la revista Estilos. Por eso lo pongo aquí, junto a una foto de la nueva mata que ahora vive en nuestra cocina.

No hay comentarios: