24 abril 2018

Háblame de Taco Taco, Peyi

La primera vez que entré a la redacción de El Caimán Barbudo (cuando aún estaba en el caserón de la calle Paseo) me quedé fascinado con la manera en que Peyi diseñaba la revista y Armandito (con quien tuve el privilegio de trabajar años después) realizaba las planas.
Entonces no existía el diseño digital. Todo se hacía a mano y, en el caso de El Caimán…, con no pocas precariedades. Pasé muchas veces, a finales de los 80, por aquel caserón y siempre me quedaba horas entre Peyi y Armandito, viendo cómo armaban las páginas que luego yo buscaría en el estanquillo.
Cada una de aquellas visitas se convirtió para mí en una inolvidable lección sobre los fundamentos del diseño editorial y el arte de armar el discurso visual de una publicación. Apenas con un cúter, un tipómetro y pegamento, ellos lograron una identidad que ahora representa a toda aquella época. 
Cuando leí en el muro de Álex Fleites que Peyi Rodríguez Cabrera había muerto, estuve un largo rato sin hacer nada. La noticia me agarró de sorpresa y me costó trabajo asimilarla. Luego pensé en todo lo que aprendí alrededor de su mesa de trabajo. Un chiste de aquella época, incluso, me hizo sonreír.
Hace poco me dijo que le gustaba mucho el diseño de El Fogonero. “Contigo aprendí”, fue mi única respuesta. Ese mismo día le pedí que me escribiera una cuartilla sobre sus recuerdos de la estación de Taco Taco, el pueblo de Pinar del Río donde nació.
“¡Háblame de Taco Taco!”, le dije entonces… Y se lo repito ahora, con la esperanza de que Álex rectifique y diga que era solo un mal entendido, que Peyi sigue ahí.

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